miércoles, 27 de junio de 2007

Samario busca casa

Samario busca casa, por eso el otro día, después de mirar todas las revistas inmobiliarias se puso a marcar números y quedar para ver algunas: en la primera salieron a recibirles (al de la inmobiliaria y a él) la sra de la casa y un perro del tamaño de un elefante pequeño, Samario que no tiene nada contra el mundo animal ( de hecho trabaja en una multinacional desde hace años ) miró con recelo a tamaña criatura, la sra dijo esa frase tan manida y desafortunada de: "no hace nada"pero Samario, no tenía todas consigo y desconfiaba asi que no pasó del jardín, y decidieron que si la dueña no ataba al perro-elefante era mejor visitar otra casa, en la siguiente había una sorpresa: un inmenso menhir decoraba el salón, el significado de aquella enorme piedra, cuya procedencia no era un descuido del hombre del neolítico, imponía respeto, aunque como no tenía dientes ni se desplazaba daba menos miedo que lo del perro, pero el espacio de la casa más allá de la piedra era pequeño, muy pequeño, pequeñísimo, asi que de nuevo abandonaron la casa y fueron a otra visita, en esta ocasión la cosa fue tremenda, parecía que se habían introducido en el mundo "Jumanji", todo era étnico oscuro y muy étnico: figuritas de negros esbeltos, colmillos, y si por un descuido conseguias dormir en aquella casa sacada de un libro de "orzowei", al levantarte de la cama te dabas un un techo abuhardilladísimo...las visitas cesaron hasta el día siguiente.
Ahora el de la inmobiliaria ya estaba un poco molesto, parecía que nada de lo que le enseñaba le gustaba a su cliente todo eran pegas... y como suele suceder en estas situaciones difíciles Samario sin saber porqué se sentía como en deuda con él, el vendedor le advirtió que lo que buscaba por el precio que pretendía era imposible, en este momento Samario pasó de la tristeza a la indignación contenida pero guardo silencio quizás en esta ocasión le enseñaría la casa soñada ...
salieron en el mismo coche en dirección opuesta a donde se supone que era la zona elegida por Samario, el vendedor conducía violentamente insultaba lo que se le cruzaba y fumaba a tal velocidad y tal cantidad,que los que lo vieran bien podrían haber avisado a los bomberos pensando que el coche estaba en llamas, pero Samario seguía callado...
Por fin llegaron a una casa el vendedor aparcó y los dos se bajaron del coche, sacó un enorme llavero de su bolsillo y abrió, sólo se oyó "esto es lo único que hay por ese precio" Samario estaba más que indignado pero se limitó a mirar,ahora no hablaban parecían fantasmas encerrados en aquel patético lugar, la casa era oscura olía a humedad pero de pronto una ventana al fondo
le dio un atisbo de esperanza se acercó y al abrir la ventana le cayó sobre la espalda una enorme persiana de madera,Samario salió de aquella ventana asesina como pudo , y el vendedor comenzó a tener un minuto de compasión "si quiere podemos abrir la ventana de la cocina que da al mismo frente de fachada " juntos llegaron a la cocina y al abrir llegó hasta sus narices un olor en absoluto identificado ...era olor a hipopótamo puesto que toda esa fachada daba a un zoo, desde aquella ventana se podría echar cacahuetes a los monos...Samario volvió a callar,volvió a mirar por aquella ventana volvió a oler aquellos olores y por fin habló "creo que de momento voy a esperar ".
El vendedor estaba ahora furioso pero contenido, pero le acercó a su casa y al llegar Samario se tomó un café asomado a su ventana de aquella casa en la que llevaba viviendo tantos años ,y que no se le caían las persianas, ni olía a zoo, porque el animal más cercano era su vecino del tercero y estaba de vacaciones.

2 comentarios:

Crispal dijo...

¡Pobre Samario! A alguien que yo conozco le pasó algo parecido, pero no desesperó y acabó encontrando una casa maravillosa y baratísima. :-)

Kokikok dijo...

Nos gustaría que nos dieras alguna pista más pero de todos modos gracias por tus ánimos